Retrato Ormeta- La sucesión presidencial en el imaginario de López Obrador

Retrato Ormeta- La sucesión presidencial en el imaginario de López Obrador

En fechas recientes, el presidente López Obrador ha declarado insistentemente que su sucesión en el cargo será muy diferente a la ocurrida en su momento al presidente Cárdenas en 1940. Ya van varias ocasiones en las que el presidente narra en su mañanera la forma en que el general Cárdenas eligió a su sucesor en aquellos convulsos años, desde su punto de vista, el general revolucionario se encontraba en la disyuntiva de tener que elegir entre el general Mújica o el general Manuel Ávila Camacho como su heredero, el primero de ellos comprometido ideológicamente con el cardenismo mientras el segundo era un funcionario más moderado con las políticas revolucionarias impulsadas en esos años. Todo en un contexto en el que la derecha amenazaba con tomar las armas si el sucesor de Cárdenas continuaba con las mentadas políticas cardenistas, situación que orilló al general Cárdenas a inclinarse por Ávila Camacho para evitar un nuevo conflicto interno.

Por ello, el presidente López Obrador considera que prácticamente las circunstancias obligaron al presidente Cárdenas a inclinarse por aquel sucesor, situación que a su parecer fue errónea porque con la elección de Ávila Camacho murieron las conquistas revolucionarias para dar paso a los cimientos del sistema político de corrupción que duró décadas en el poder. Ante tal hecho histórico, el presidente López Obrador ha sido enfático en que a él no le sucederá lo mismo que al general Cárdenas porque las circunstancias no lo obligaran a elegir a su sucesor, ya que, el sí tendrá la fuerza para imponer contra viento y marea a su heredero que continúe con su proyecto político. Lo que parece olvidar el presidente es que a lo largo de la Historia contemporánea muy pocos titulares del Ejecutivo han logrado imponer a su candidato favorito, pues a la gran mayoría, las circunstancias los han obligado a inclinarse por una opción que no era su predilecta.

La regla es que el presidente de la República por una razón u otra queda impedido para imponer a su sucesor predilecto. Al presidente Alemán Valdés se le impuso Ruiz Cortines como su candidato presidencial, este último aprovechó el hecho de que el delfín presidencial favorito murió en un accidente de aeronave; por su parte, el presidente Díaz Ordaz tuvo que elegir a su secuaz Luis Echeverría para apaciguar las consecuencias políticas de los trágicos hechos del año de 1968, aun a costa de dejar a su secretario particular a un lado del sueño presidencial. Al presidente López Portillo la crisis económica de 1982 lo obligó a elegir al abogado Miguel de la Madrid como su sucesor, teniendo conciencia de que no era su preferido para que lo sustituyera en el cargo. Finalmente, el trágico suceso de Lomas Taurinas impidió al presidente Salinas de Gortari el imponer a su heredero, teniendo que elegir a Zedillo como el único disponible para competir por el cargo.  

En efecto, las circunstancias políticas, económicas y sociales del país han delineado la elección del futuro presidente de la República. Y en parte, que bueno el que haya sido así porque a los presidentes que se empecinan en imponer a su sucesor a costa de todo, se topa con que son las mismas circunstancias quiénes echan por tierra tan errática decisión. El último presidente de la República que intentó tan fatídica decisión fue el coahuilense Venustiano Carranza que, desdeñando las circunstancias del momento, decidió imponer como su sucesor al Ingeniero Bonilla pasando por encima del general Obregón o del general Adolfo de la Huerta, estos últimos contando con el respaldo militar y popular de la época, lo que les permitió levantarse en armas para derrocar a Carranza de la presidencia por no brindarles la oportunidad de sucederlo. Creo que los subsecuentes presidentes entendieron la lección porque ninguno en adelante se empecinó en poner a su sucesor favorito.

Ante tal difícil decisión, el presidente López Obrador ha reiterado que su sucesión no se resolverá como la del general Cárdenas. Fiel a su costumbre, ha manipulado la Historia a su antojo para justificar una futura decisión, la cual, es de suma importancia porque está en juego no sólo un proyecto político, sino que se juega la estabilidad del país en todos los rubros. La sucesión del presidente ha estado en su imaginario desde que le pusieron la banda presidencial en el pecho y no es para menos, con tantos frentes abiertos la sucesión presidencial puede ser el escenario ideal para sacar los cuchillos largo en contra de su actual administración.

Ormeta: En un país feminicida, la quema de la figura de la ministra presidenta en la marcha del pasado domingo es una muestra apológica de la decadencia en la que vivimos… Condenamos cualquier acto como este que incite al odio y a la violencia.

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